(Eleuterio York)
La soberanía de rebaño no es
una utopia y está próxima
a ser alcanzada.
Nosotros no la veremos, tal vez
tampoco nuestros hijos, pero al cabo
de algunas generaciones (medida
irrisoria para la Historia) será un
hecho real y concreto.
Las mentes más brillantes, los más
conspicuos expertos en diversas
disciplinas de la ciencia humana,
coinciden en este pronóstico, bajo
una lógica rigurosa:
No existe un enemigo externo
que se oponga al ejercicio de nuestra
soberanía.
En realidad, no les interesamos, no nos
asignan ningún valor:
Ellos sólo quieren nuestros recursos
naturales, las fuentes de riqueza que yacen
en nuestros suelos, aguas, etc.
Y saben cómo extraerlos, transportarlos y
apropiárselos. Cuentan con los medios
para hacerlo, a diferencia de nosotros, que
sin ellos no podríamos hacer nada.
Como rebaño, no tenemos nada que temer:
Una vez terminado su trabajo, completada
la extracción y agotados todos los recursos
naturales, ya no tendrán necesidad alguna
de interferir en nuestra economía e intervenir
en nuestras políticas.
Ésto generará las condiciones para el pleno
goce de nuestra soberanía, como rebaño
autónomo.
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