(Serafín Cuesta)
Me allano en el monte
de los corderos como buen
miembro.
Me allané sin hallar resistencia
entre nosotros, provisto de mi
oración armada.
Me allané, junto a las voces
hermanadas de todos los miembros
del rebaño aliado.
Allanarse es fácil allá en el monte
o en las antípodas del cielo donde
pacen los corderos como Dios manda.
Manadas y rebaños compartimos
nuestras deudas: Nos debemos al mismo
Amo, cuyo Ojo es Uno y sólo Uno
y nos engorda mientras nos allanamos
a su Gracia.
Corderos de Dios, misericordiosos
y débiles a imagen semejanza, unimos
nuestras voces miserables como buenos
miembros, agradeciendo al que todo lo
perdona:
Gracias por tanto, Amo Supremo.
Renueva nuestra fe, aunque no lo
merezcamos:
Sabemos que pedimos más de lo que damos,
sabemos que pecamos y aquí nos allanamos,
como buenos corderos provistos de miembros.
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