(Horacio Ruminal)
Ahora hay que luchar,
son muchos los que luchan
en un sentido u otro:
El presente es de lucha,
como lo fue el pasado. El
futuro está abierto, se esperan
nuevos frentes de lucha.
Todo lo que somos, lo debemos
a los que han luchado en el
pasado: El presente es de lucha.
Se lucha para conquistar
y para no ser conquistado, pero
antes de las luchas por la conquista
la lucha ya existía:
No es una conquista humana más,
tal vez nos precedió y sea casi
tan antigua como la vida.
Se afirma que la vida es lucha,
no lo sé: Los que luchamos, no
podemos detenernos en preguntas
como ésta:
Toda respuesta distinta de la lucha
nos resta energías para luchar.
Bien sabemos que nada se consigue
sin lucha. No habría ganadores ni
perdedores, acabaríamos perdiendo
toda emoción.
Hay mucho sentido en disputa
como para no luchar, son tiempos
de lucha: ella es una buena
proveedora de sentidos.
El tiempo sin luchar, es tiempo
perdido. El enemigo lo sabe
y medra con nuestras vacilaciones.
El que lucha sabe que puede perder,
pero que si no lucha está perdido
(Hubo un tiempo en que todo el mundo
andaba perdido, por falta de luchadores)
Si hay algo que valorar, es la lucha:
Hay que tener valor para luchar
y saber luchar por nuestros valores.
Sólo nosotros conocemos nuestro
valor: Si no existiera el valor,
nadie lucharía, y nos ganaría el
abandono:
Lo que se obtiene sin luchar
no tiene ningún valor.
Las condiciones pueden cambiar,
los valores cambian,
pero la lucha continúa:
No es momento de relajarse
ni son tiempos de definiciones,
hoy más que nunca, nada es
definitivo:
Sólo puede haber futuro
en nuestra lucha cotidiana
y la del prójimo que comparte
nuestra lucha, aunque sea
en parte.
Si no luchás, al menos respetá
a los que lo hacen: Podrían estar
luchando por vos, en un sentido
u otro.
La indiferencia no tiene ningún
destino.
Luchemos por la vida, por la muerte,
por lo que haya entre esos términos.
La lucha no se abandona,
ella nunca nos abandonó.
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