(Aparicio Custom)
El regocijo del abrojo multiplica
la ambición ambigua del gorgojo núbil
que sin sonrojarse se desliza en el anverso
solidario de la hoja de hinojo
y la hace suya, como era natural
y aún sigue siéndolo.
Atesora esa visión crecida por el ojo
en un desliz, sin santiguarse ni volverse
avanza
a puro antojo entre tanto hijo natural
y espiga espúrea o paja celebrándose
a sí misma en el canto sinuoso de la brisa
al adentrarse donde briznas en estado
de reposo cultivan la ocasión.
El gorgojo no mide sus deseos,
ni aspira a una medida que lo contenga
o lo trascienda: sólo desea lo que es.
II
Ojos gorgojos pacen, entre vigas prójimas
y fibras subalternas: la visión multiplicada
en sus ijares permanece indiferente a los
deslices del hinojo hacia el ajenjo ajeno,
y goza para sí, sin necesidad de pronunciarse
en ningún otro sentido.
El sentido es un parásito.
El canto, otro: Para parásito estoy yo,
sagrado como pocos; piensa el gorgojo
para sí.
Es austera su dieta, pero sana
(como la del fantasma que recorre
el mundo subsensible)
III
El mundo puede caber en una hoja
de hinojo o mejorana (también en
una de genciana, aunque es amarga
como la verdad)
El mundo nace y muere a cada instante,
en un abrir cerrar se regenera
con nuevos brotes y anticuerpos.
Las órbitas describen lo que quedó
del ojo extinto: un sonido anacrónico
parecido a éste.
Toda emisión orgánica, contiene
un precedente muerto: se suscribe.
Casi ningún parásito sabe que lo es
ni sabe lo que es.
No necesita ningún reconocimiento
para parasitar: La mayoría de los
vivos son parásitos que ignoran su
propia superioridad; no necesitan.
El conocimiento es menos excitante
que la repetición metódica y su ritmo,
para citar otra lectura ajena.
Cada hoja es un mundo: No hay mundos
sin hojas, ni hojas sin mundo.
El gorgojo no desecha ningún grano,
lo aprovecha todo y es tan gregario
como vos.
El gorgojo ensaya un canto subrepticio
e incunable, en una frecuencia imperceptible
a otros ojos.
El mundo cabe en una hoja de hinojo
o de ruibarbo, es un concierto infinito
donde conviven el canto del ruiseñor,
el trino de la calandria y el gorjeo del petirrojo.
¡Oíd, el gorgojeo del gorgojo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario