(Dudamel Rambler)
La Naturaleza es pródiga
en la producción y emisión
de belleza.
La pluralidad de formas que
la expresan enriquece la vida
de cualquier mortal, aunque porte
un alma pobre, elemental y mal
trabajada.
El goce de la belleza no requiere
mayor trabajo; basta saber
observar sin preconceptos.
Los conceptos son palabras, artificios
que nos separan de aquel lenguaje
natural, que resiste las definiciones.
La belleza no puede definirse
ni ser definida, más que por la propia
percepción.
Todo arte es un combate por rescatar
ese lenguaje anterior: El arte es conflicto,
tensión, contradicción y resolución
de la tensión en un objeto más o menos
intenso.
Aunque procede de la contemplación:
La Naturaleza es dinámica en su estética,
ensaya distintas formas de expresión y
resistencia.
Son pocos los que pueden resistir
a la belleza.
Gozamos de una diversidad de plantas
y animales con sus formas, sonidos,
colores, movimientos e intenciones.
Plantas exóticas, tóxicas o extóxicas
(que lograron ser domesticadas)
y en un sentido inverso, otras que
fueron reconvertidas en tóxicas
gracias a los agrotóxicos de diseño
humano:
Sólo nosotros desarrollamos esta capacidad
¿Nos autopercibimos como especie exótica?
¿Somos naturalmente tóxicos o sólo
es un artilugio de la evolución?
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