(Asensio Escalante)
Todos los acordes servimos
para dar paso a otros:
Es nuestra única función,
que yo recuerde.
Nos unimos en secuencias
que suelen repetirse, pero la
duración de éstas es bastante
acotada, y nuestro paso aún más.
Gozamos de una vida efímera,
y a veces ni eso:
Cuando la armonía es compleja
es común que el ejecutante omita
algún acorde, sea por dificultad
u olvido.
Salvo en la música culta, o clásica,
nadie está obligado a respetar, en
forma estricta lo que dispuso el
autor:
Eso se llama libertad, cuyo goce
puede privarnos de nuestra vida
efímera.
Más aún, cuando se trata de un acorde
secundario o irrelevante, como en mi
caso: un mero acorde de paso.
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