(Nicasio Uranio)
Yo ya estoy hecho,
pensé mirando para atrás
sin soslayar la actualidad
del aumento de la carne
y su tracción impulsando
el alza del costo de la vida.
Hay que hacer de tripas corazón
y dejar agusanar la herida narcisista
con moderación.
¿Cuánta carne se precisa para
cumplir las metas y los sueños
de la sangre metafórica?
Hay que saber desencarnar
en tiempo y forma, de acuerdo
a las leyes metabólicas.
Estamos hechos de carne, pero
somos algo más que eso, quiséramos
creer:
Está el orgullo, el falso orgullo,
la capacidad de separar y dividir,
descartando los excesos de la carne
y eligiendo los mejores cortes.
Disponemos del goce del pecado
y la bendición del deseo en expansión:
Sin deseo no hay expansión, y nos
expandimos como un virus indeseable.
No somos simples mortales: Podemos
aspirar a algo más y discernir entre el
bien y el mal, aunque con opiniones
divididas.
Hay carnes blancas, rojas, variopintas,
labiadas, unguladas, saladas, desgrasadas,
envasadas y listas para consumir.
Hay carnes a elección del comensal;
podemos elegir la calidad de nuestra carne
según nuestro deseo.
Es como para alimentar el orgullo, con
moderación y criterio.
El deseo es un recurso biológico
de la carne, para asegurar su reproducción.
Lo seguro: sin carne no hay deseo.
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