martes, 16 de mayo de 2023

Depósitos

 

(Ricardo Mansoler)

 

Vengo a depositarme.

Después de cumplimentar los

protocolos acordados para el

depósito normal y funcional

me inclino a efectivizar mi deposición

en estos términos.


Ahora deposito palabras,

allanándolas en líneas que descienden.

No es difícil, no hay que saber mucho.

Si algo sabemos es que todos somos

descendientes.


Sólo es cuestión de estar disponible

y dejar que todo decante por su propio

peso.


Un poema no necesita ser bello para

ser un poema (hay otras funciones que

hacen a su metabolismo).


Alcanza con que descienda con fluidez

hasta llega a destino; luego dependerá

del receptor:    Hay quienes perciben

cierta belleza en cualquier metabolismo.


Algunos depositantes se esmeran en elegir

las palabras, entienden que no son todas

iguales y buscan las más aptas para ser

depositadas:  Voces altamente depositables,

para que la armonía no decline hasta el

final.


Los buenos poetas no declinan, ni deponen

sus armas hasta la última palabra.


Las palabras se encadenan solas, sin mayor

dificultad, y permanecen ajenas a la cadena

de valor.


Es cuestión de práctica, continuidad

y aplicación al ejercicio en que se depositó

la voluntad.


Es todo: Una vez completado el depósito

tiramos la cadena.


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