(Ricardo Mansoler)
Qué quedó de la evidencia:
un signo como éste,
apto para observar la suerte
adivinada y remover los restos.
Los humores fluyen
y conjugan el sentido provisorio;
quehaceres consignables, refractarios
tributando utilidad al paso de la hoja.
La materia juega su partida, juega
con las formas un juego que crea
sus propias leyes y las cambia,
según su antojo.
¿Para que yo lo recoja?
No soy tan presuntuoso, es mejor
adaptarse a los usos, como el oso.
Mirar, ser cauteloso con el juego:
La materia es un animal jugoso
y respetable. Produce animales
vivos y muertos, ensayando
distintos equilibrios, consistencias
y apetencias.
¿Quién podría juzgarla?
Todas las evidencias concluyen
en la misma oquedad.
Nos queda el juego:
el rumor de los humores, el eco
de cierta risa en un erial,
donde jugamos con sonidos
disecados.
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