(Absinia Bending)
No estamos solos:
están los animales, que siempre
nos rodearon, al margen de nuestra
voluntad y tal vez de la suya.
No sabemos mucho de la voluntad animal.
Los animales están bastante solos, mirá
como nos miran resignados, taciturnos.
Ellos no saben estar solos, puede que no
lo sepan. Pero no esperan mucho de
nosotros; acaso sepan que no pueden.
Son pocos los que aprecian nuestra compañía,
y son pocos los animales cuya compañía
apreciamos o toleramos:
Ellos tendrán sus intereses, como nosotros
los nuestros, suponemos desde una presunta
simetría.
II
Siempre nos acompañaron, aunque sin simetría:
Su soledad es algo más antigua que la nuestra.
Nosotros no estamos solos pero sabemos:
Sólo que no tenemos vocación y conocemos
una voluntad que nos mueve a rodearnos de
otros, según necesidades e intereses propios.
Ellos tendrán los suyos.
En todo caso, cuando estamos solos
sabemos apreciar el alivio de una compañía
animal: Descubrimos que se nos parecen
bastante, y hasta tienen sentimientos
que podrían, incluso, despertar los nuestros.
Pero la simetría es dudosa: son animales,
y aún más, animales especiales que fueron
domesticados y están adaptados a nuestra
compañía superior.
Más allá de la voluntad, simétrica o no,
nunca alcanzarán la categoría de semejantes:
Un prójimo es otra cosa, aún cuando no sea
lo que uno esperaba y deje que desear.
Son animales aunque emitan sentimientos,
y es probable que tampoco ellos nos perciban
y reconozcan como semejantes.
Pueden amarnos, sí; pero no más que eso.
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