lunes, 1 de mayo de 2023

Compañeros

 

(Dudamel Rambler)

 

La culpa y el fracaso

son buenos compañeros:

se alimentan entre sí, se

necesitan.


La función pedagógica del fracaso

se realiza con la complicidad de la

culpa.


Sin ella no es completo el fracaso

-si la culpa fracasa casi no hay fracaso-


El éxito de la culpa, radica en registrar

al fracaso como tal, sin lo cual no se

capitaliza.


Siempre se puede volver a fracasar,

nada lo impide; y hasta hacerlo mejor.


La culpa no sabe esperar, pero espera.


Tanto para arribar al éxito como al

fracaso, se necesitan cómplices:


Nadie llega solo a ningún lado por

méritos propios, me dijo un autodidacta.


Todos somos cómplices, involuntarios

o no, de distintos fracasos, y acaso de

algún éxito.


La complicidad no genera demasiada culpa,

se estima que es algo desestimable.


Las palabras no fracasan, pueden cambiar

de sentido incluso, y seguir circulando sin

ninguna culpa.


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