(Rogelio Rogel)
La vida tiene su propio ritmo.
Todos los seres vivos están sujetos
a uno.
Los organismos altamente organizados
desarrollamos la capacidad de alterar
algunos y crecer a otro ritmo: Todo
crecimiento tiene uno.
El ritmo nunca retrocede, su dinámica
conoce un solo sentido, aunque puede
invertirse.
La inversión es un recurso renovable
que sirve para incrementar el valor del
tiempo, capitalizarlo y apurar el propio
crecimiento.
Sólo los organismos altamente organizados
estamos en condiciones de aprovecharla.
El resto no invierte; su evolución es lenta
o dudosa.
Nosotros todavía mantenemos algunas
dudas, pero no podemos detenernos:
El aprendizaje continuo es la única
constante de la vida.
Incorporamos distintos ritmos, con una
intensidad encomiable, para potenciar el
rendimiento de la actividad económica
(Toda actividad es económica y está sujeta
a un ritmo)
El ritmo no puede definirse, como la vida,
pero se reduce a una cuestión de valores y
frecuencias que se repiten: como la vida.
Ya establecido, sólo requiere obediencia.
II
El presente nos impone un ritmo vertiginoso:
El que se detiene pierde, y el que se distrae
también.
Al ritmo no le interesa cuántos pierdan.
Él no tiene un fin, es pura continuidad
sin sentido.
Pero el sentido rítmico, es capital para
adaptarse a los movimientos, incorporar
otros valores y las nuevas oportunidades
de obediencia, para seguir creciendo.
La inversión rítmica puede ofrecer resultados
interesantes, pero hay que aprender:
Incorporar conocimiento es una buena inversión.
Los intereses se crean, son una creación humana.
¿Estás invirtiendo en tu crecimiento personal,
profesional o amateur?
¿Conocés los nuevos ritmos que circulan
y pueden marcar tendencia?
¿Ya organizaste tu futuro?
Si llegaste hasta acá y pudiste seguir este ritmo
estás en el camino correcto.
Ahora no de detengas:
Si te detienes estás retrocediendo
(El ritmo es un camino sin retorno)
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