(Tomás Lovano)
Desamilánese, le dijo el pan
a la milanesa amilanada.
-No puedo, no estoy amilanada,
sólo amilanesada.
-Bueno, tal vez no se autoperciba,
pero creamé, no hay que confiar mucho
en la autopercepción: los sentidos de la
carne suelen ser engañosos.
-Siempre fui carne, no conozco otro
sentido. Fui carne viva, muerta, congelada
y puesta en valor como milanesa.
-Creo que ya tenía un valor: La carne tiene
un valor nutritivo que le es propio y muy
apreciado por la carne de productores y
consumidores de carne.
-Sí, ese no me lo expropiaron, todavía.
-Entonces no le pusieron nada, sigue siendo
carne con las mismas propiedades. Sólo le
agregaron valor como producto.
-Es posible que sea un producto, pero eso no
me amilana nada: amilanada no me siento;
me sigo sintiendo carne.
-Hace bien, no tiene por qué amilanarse.
La carne es débil, pero se adapta bien a las
agregaciones y produce sentidos que pueden
resistir cualquier cosa.
-Gracias…
-No lo tome como un elogio o un cumplido.
No sé si es tan bueno, eso.
-Claro, me imagino que Ud. no tiene estos
problemas, la realidad del pan es otra.
-Sí, es más simple. Al pan pan y al vino vino.
-¿Quién vino?
-Prepárse, que acá llega un comensal. No se
amilane, así es lo nuestro: Pan para hoy
y hambre para m….
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