(Epifanio Webber)
El zigzaguear del aire
continúa escalando, incólume
entre las huestes de los vivos
y sus vaivenes secuenciados
de segunda mano.
En tercer lugar entre el vacío
y el aire encolumnándose.
Otros tan mortales como el que
más, pero que no vienen ni van:
Se dejan llevar por el aire
zigzagueante que resuelve derroteros
y destinos ambulantes al azar.
El azar puede hacer milagros
-de hecho los ha hecho-
y hacer que desaparezcan en el aire.
El aire no se puede crear,
aunque todos creamos en el aire.
En segundo lugar, es primordial
la inclinación del plano ante el
ángulo correcto, para que aquellos
escalen posiciones y pujen entre
sí por salir airosos.
El aire permanece ajeno a los vaivenes
de los consumidores, cualquiera sea el
grado alcanzado en la carrera aspiracional.
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