(Gualterio Whiteman)
Aprovechar la fuerza del otro
para combatirlo, es una fórmula
conocida en la práctica deportiva
de alta competencia, y estudiada
desde hace siglos por teóricos y
estrategas de las Artes militares.
En otras palabras, aprovechar es
apropiarse de los recursos del
enemigo para utilizarlos en sentido
contrario:
Un simple cambio de signo.
Sabemos que todo puede cambiar de
signo, los signos son cambiantes.
El enemigo también lo sabe, y adopta
formas cambiantes para avanzar,
apropiarse de nuestros recursos, y
cambiar las condiciones:
La confusión lograda, es parte de la batalla:
Aumentar las dificultades para identificar
al enemigo verdadero (que sabe crear otros)
es parte de la estrategia.
Luego están los movimientos tácticos.
No necesitan tantas armas, aunque disponen
del material más sofisticado y no dudarían
en usarlo, llegado el caso, como ha pasado.
Hace mucho que descubrieron el valor de la
palabra como recurso, es decir arma. Y
supieron invertir en el desarrollo de ese
recurso estratégico, con los resultados que
están a la vista.
Las palabras son signos, y también cambian
de signo: Se empieza por agregarle sentidos,
se neutralizan, se desguazan y se ponen en
valor: un valor agregado, distinto y opuesto
al original. Luego se naturaliza el nuevo valor
apropiado, algo sencillo, ya que es propio del
humano naturalizar casi todo.
Aprendieron que en esta operación, la clave
son los recursos emotivos: las emociones son
más útiles que la razón para manipular y
controlar conciencias.
Funciona: Hay evidencia suficiente.
Es bueno que lo sepas, antes que estas
palabras cambien de signo y dejen de
ser lo que son:
En pocas palabras vos también podés
convertirte en enemigo, y ni te enterás.
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