(Carlos Inquilino)
La salvedad partió sin deshacerse.
Son así, no te dejes impresionar
por las cosas de la realidad,
me ordené al repetirme.
Hecha la salvedad,
todo lo que hagamos es inútil;
la partida es parte del juego.
De los juegos, compartimos una
parte: Esto es la realidad, con sus
lados asibles e inasibles.
No busques simetrías.
Todo lo que hacemos tiene dos
destinos posibles: deshacerse
o continuar, fuera del alcance de
los hábitos comunes que nadie
compartiría si no fuera por la
memoria.
Las memorias de tránsito lento,
demoran en encontrar su presa
aunque saben que está ahí, junto
a las trampas conocidas y tal vez
deseadas o deseables.
Las impresiones son diversas y
exclusivas: una propiedad que no
se comparte pero alimenta el sentido
de propiedad que nos hace producir,
reproducir y emitir desechos.
Siempre hay otros que recuperan algo,
una parte de nuestros desechos.
El resto continua, fuera del alcance:
Es todo lo que podemos hacer, sin
exepción.
Hecha la salvedad, la ví no deshacerse
y partió sin que la eche.
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