(Horacio Ruminal)
Hoy recabé de más,
informo a mi diario íntimo
antes de volcar otras palabras.
Es natural volcarlas en algún lado,
sea por vía oral, escrita u otras:
Estamos sobrecargados de palabras;
es necesario deshacerse de una parte
y darle algún destino a los excesos.
Habiendo recabado, dispongo de más
información de la necesaria. Luego,
hay que procesar, ordenar y descartar
el remanente inútil.
Las palabras contienen información,
ese es su sentido útil. Pero cuando
se juntan producen otros, que pueden
llevar a cualquier parte, sin un control
inteligente y responsable.
Pertenecen a otro orden, distinto del
Natural: Sólo nosotros, suscribimos
y habitamos más de un orden.
Esta condición, exclusiva de la materia
inteligente y autoconsciente que nos ocupa,
es la que nos impulsa a desarrollar la
inteligencia superior.
Con ella, logramos alterar ciertas
condiciones y desarrollarnos en distintos
órdenes o disciplinas, incrementando las
propias capacidades naturales o adquiridas
y emitir órdenes a los subalternos.
La producción de conocimiento nunca
se detuvo: Produce evolución continua
y nos eleva, no sabemos hasta dónde.
Sabemos que nada es definitivo
y todo puede cambiar, ordenarse mejor
y emitir mayor utili:dad.
Ya nadie duda que todos los animales
son nuestros subalternos: Pertenecen
a la categoría de recursos naturales,
algunos más útiles que otros.
No es poco, pero no era suficiente:
No nos conformamos, y logramos replicarlo
en el orden interno de la propia comunidad
humana: Una buena parte revista como
subalterna, en otras palabras: Recursos
humanos.
Algunos adelantados van más lejos,
y hablan de capital humano:
Entienden que el capital es lo único que va
a sobrevivirnos, junto a las cucarachas y
las ratas que aún no domesticamos.
¿Un exceso?
Todo orden se establece alterando otros,
a menudo destruyéndolos, según información
confiable.
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