(Amílcar Ámbanos)
Entre los valores disponibles
prefiero cultivar los relativos.
Ahogarse en un vaso de leche
condensada, no significa abandonar
la lucha por la leche derramada.
Algunos no lo entienden y no luchan,
no quieren ensuciarse, ni quemarse
con leche recalentada:
Niegan la historia del calor,
la historia de la lucha
al calor de la cual se hizo
la historia.
Ni siquiera conocen la historia
del bacilo de su leche cultivada.
Prefieren reciclarse, mientras esperan
que suban los valores:
Hundidos en su lecho de leche,
descansan en la tibieza de su sueño
líquido, ajenos a los derramamientos
históricos.
A la vez, permanecen ajenos a la historia
de la galaxia, a la galactofilia y a la
galactofobia.
Los valores relativos están sujetos a
cambios en el espacio y en el tiempo,
por lo que tienen más futuro.
Los otros son dudosos, como los signos
vitales, que ya no son los mismos.
Sabemos que la vida es cambio,
y no mucho más: Cultivamos el
valor de cambio.
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