domingo, 16 de junio de 2024

Para el día del padre

 

(Serafín Cuesta)

 

Los hijos van y vienen,

un padre es para toda la vida.


Los hijos vienen y van,

se van, después no vuelven

aunque permanezcan hijos.

Y se vuelven padres de otros hijos.


Todo padre es también hijo

de otros hijos que se volvieron padres.


Siempre se vuelve:

El hijo nunca elige

ni a sus padres, ni a sus hijos.


Todos descendemos de elecciones

azarosas y relaciones ajenas, pero

los lazos de sangre no se deshacen

nunca, aunque parezcan débiles o

frágiles o endebles.


Todos descendemos, siempre supimos

descender de leyes y mandatos naturales

que nunca elegimos.


Es la ley de la vida: Algunos son mejores

hijos que padres y también lo inverso.


No sé que es mejor, un hijo puede ser una

buena inversión y hasta una oportunidad

de crecimiento. Pero no es nada de eso:


Tus hijos no son tus hijos, no te pertenecen

ni son propiedad de nadie.


Tu padre, en cambio, sí: es tuyo y es el único,

aunque no sea lo que hubieras deseado:


Un padre es para toda la vida, aunque esté

muerto. Ya todos lo estaremos, es la ley

de la vida: ese vaivén que nos permite

ejercer como padres, hijos y algunas otras

cosas.


Es para celebrar, como hijos, padres, tutores

o encargados, antes que sea tarde.


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