(Tomás Mercante)
Las siglas se releen y todo el mundo
sabe lo que significan, son parte de
nuestro patrimonio cultural.
Algunas metáforas penetran, se incorporan
a la cultura de los pueblos como un virus
a los cuerpos u organismos animados:
Las tenemos adentro.
Como los dogmas de la fe, los hábitos,
costumbres y valores heredados, están
siempre disponibles y dispuestas
para dar respuesta a las necesidades naturales
del tejido social, ese cuerpo dudoso.
Las metáforas nos unen, como la necesidad:
Vos también la tenés adentro. No hace falta
el sustantivo, el sentido fluye sin resentirse,
concentrado en lo que no se nombra.
Las metáforas tienen dos partes o miembros
que entablan una relación analógica.
Hay poetas que trabajan con metáforas,
propias o no, y otros que no. Pero todos
conocen el secreto de su arte:
Decir sin nombrar rinde más utilidad
que extenderse en el uso de adjetivos.
No hace falta abundar en palabras y artificios
retóricos sobre aquello que todos sabemos.
Ni siquiera hace falta la metáfora:
Cuando es perfecta, entra y cabe en una sigla:
L.T.A.
Ahora todos la tenemos adentro, es parte
de nosotros. Después habrá que ver si está
bien o mal, según cada quién se autoperciba,
si era lo deseado y si fue consentido.
El sentido fluye sin resentirse,
no importa de qué lado estés.
No hay comentarios:
Publicar un comentario