(Serafín Cuesta)
El guano de iguana,
como el de gusano,
es un buen fertilizante.
Lo mismo que el estiércol
de guanaco, jamelgo o
cualquier otro solípedo
doméstico.
O el de las aves que vuelan,
no importa a qué altura,
abonando nuestra tierra triste
y obscura.
No ocurre lo mismo con el
excremento de nuestras mascotas,
ellas comen lo que les damos,
y les damos lo que podemos:
Hasta los restos de nuestra comida
plagada de venenos rebautizados
fitosanitarios.
Su guano no nutre, ni enriquece a
la tierra, sino que la contamina.
Aunque no tanto como el nuestro:
Fuera de su valor contaminante,
no posee ningún valor residual.
Por favor, abone con cambio.
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