(Amílcar Ámbanos)
Hay personas que se distraen
con mucha facilidad y mayor
frecuencia.
Algunas, son capaces de pasar
distraídas la mayor parte del día,
sea hábil o inútil.
Hay quienes se distraen durante
días enteros, sin advertirlo.
Algunos, cursan la distracción por
años, sin pausa, hasta que un día
algo azaroso los arroja de ese estado:
Descubren una parte de la realidad
(ella nunca se ofrece entera)
Luego, pueden volver a distraerse,
nadie está libre de la repetición, pero
no será lo mismo.
Hay personas que completan una vida
plena de distracciones sucesivas, sin
solución de continuidad, o bien:
Una sola y unimembre distracción
que los acompaña como un ángel de la
guarda hasta el último suspiro.
Esas personas, nunca llegan a saber
que se distrajeron y mantienen un línea
de conducta.
Sobre esa línea, se sostiene el sentido
del mundo y de la vida, que es uno,
como todos sabemos cuando no nos
distraemos.
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