(Onésimo Evans)
El rutilar rotundo de la rutina
en la retina de una tierna
rata de campo, podía observarse
a simple vista.
De a ratos compartimos distintos
campos, según la capacidad y los
niveles perceptivos, algunos ya son
propios del pasado.
Todos compartimos algún pasado:
Una parte de lo que somos es materia
compartida.
Pero sólo nos pertenece el verbo
compartir, suficiente para que
compartamos casi todo.
Nuestra rata de campo, puede acampar
en cualquier parte y anidar, lo mismo
que
una urbana, creyente o pagana.
Todos los mamíferos tenemos nuestras
rutinas, dentro y fuera del campo
experimental o popular, gracias a Dios
que todo lo ilumina y protege nuestro
brillo superior.
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