(Florencio Cusenier)
Papá ama la sopa,
yo no la amaba tanto,
pero con el ejemplo de papá
y su feliz papado, aprendí
algo del amor.
Es primordial el ejemplo
parental: Padre hay uno solo
y es amor, ese amor nos nutre
y nos refleja. El amor reflejado
en la sopa que papá papa con
pasión.
Ese amor, prodigado por papá
a la sopa, rebota y me convoca
a querer papar como papá.
Cada vez aprendo más del amor,
de la sopa y de papá: El amor es
fluido como el verbo papar.
Papá dice que la sopa es esencial
para la vida de cualquier mortal.
La vida, dice papá, proviene de una
sopa primordial que se descompuso
en los distintos cuerpos, para que se
fueran organizando.
Los más altamente organizados
somos nosotros, que tomamos nuestra
sopa religiosamente.
Me da placer ver a papá disfrutando
su sopa, que es igual a la mía.
Me gusta cuando papa, hasta el sonido
y el movimiento de su papada al papar.
Algún día voy a ser como papá, si tomo
todas las sopas y hago todo bien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario