lunes, 17 de febrero de 2025

Asociaciones sospechosas

 

(Olegario Saldívar)

 

Sobre la caída libre

se dicen muchas cosas.

Podemos decir más, ya que

gozamos de esa libertad.


¿Que es lo que atraer, de

la unión de esos significantes?


Hay un vuelo poético al asociar

caída, a la libertad de un vuelo

condenado de antemano:


Toda caída encontrará su fin.

Hasta donde conocemos, nunca

hubo caídas infinitas.


¿Cuál es el fin del poema que se

precipita?


Puede elevarse y alcanzar cierta

altura, aunque no puede dejar de

descender.


Somos libres de caer en esta tentación

o en otra; incluso de elegir la forma de

caer y el momento adecuado (podemos

caer en forma deliberada)


Sólo no somos libres de no caer.

Esta caída contiene su propio fin,

ningún error nos salvará de la caída,

por más vueltas que le demos para

demorarla.


Hay verbos que caen en desuso, para

luego caer en el olvido: no sienten la

caída y se adaptan al estado de reposo.


Nosotros siempre volvemos a caer

en la conciencia del vacío sin fondo:

Nadie escapa a su destino, la caída

final e inexorable, el fin de todo:


La nada sin fin, desde donde no se

vuelve a caer en ninguna parte, ni se

vuelve.


Asociamos libertad con movimiento,

y éste con la forma, el cuerpo.

No concebimos ninguna libertad sin

cuerpo.


El cuerpo del pòema, más liviano,

ofrece una resistencia limitada

y luego cae, hasta alcanzar el estado

de reposo.


La diferencia, es que él no tiene un fin:

es un fin en sí mismo, no tiene otra cosa

que hacer, ni que esperar.


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