(Aparicio Custom)
La queja es el lenguaje
de la derrota.
Yo nunca levanté voces
de queja, a pesar de los
sucesivos fracasos y derrotas:
No suelo levantar la voz.
La queja es el recurso de los
débiles, que nunca ganan
y son malos perdedores.
Nada se gana con quejarse, pero
es más fácil que aceptar el fracaso
y capitalizar la derrota.
Sólo los débiles se quejan, no hay
nada más improductivo:
¿Acaso creen que le va a importar
a alguien, que los van a escuchar?
¿Acaso hay algún motivo real
para quejarse?
Siempre hubo quejas y quejosos,
de un lado y del otro, pero el mundo
avanza en un sentido, nos guste o no.
No me gusta quejarme, yo nunca
levanté la voz: no me gustan los
que se quejan y victimizan:
Siempre hubo víctimas, son anteriores
a los victimarios.
A mi las quejas me son ajenas: Sé
reconocer la derrota y al fracaso lo
conozco bien, no así al éxito.
Pero no me quejo y sigo mi derrotero.
¿O no estamos todos en el mismo barco?
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