(Serafín Cuesta)
Como no tenía ningún interés
podía ofrecer una opinión
desinteresada.
Solía hacerlo, aunque no me lo
pidieran, a cambio de nada.
Hasta que descubrí que mis
opiniones no tenían ningún
interés para los otros, como
tampoco para mi.
Desde entonces, sólo tengo
opiniones reservadas: Algunas
están en formación, o ni eso;
nadie tiene por qué saberlo:
No comparto mi opinión,
no me interesa.
Si me la piden, simplemente
respondo me reservo la opinión:
Puede parecer una decisión opinable,
pero es mejor ser reservado que
emitir opiniones desinteresadas.
El compromiso con el desinterés
no es socialmente valorado, nadie
lo aprecia.
O tal vez, alguno como yo, esas
personas sin ningún interés.
No hay comentarios:
Publicar un comentario