(Aparicio Custom)
Es cierto que la producción de
conocimiento, impone y determina
los cambios producidos en nuestra
forma de vida a través del tiempo.
Nuestra historia lo refleja.
Esa condición nos diferencia cada
vez más de los otros animales:
Ellos no sólo no producen conocimiento,
sino que tampoco producen nada.
Sin embargo, no todo es lo que parece
ni es oro todo lo que reluce:
A lo largo de la historia, supo haber
pensadores brillantes, mentes entregadas
a la investigación científica, que terminaron
mal por haber avanzado en direcciones
opinables, en una u otra disciplina.
Algunos fueron condenados al ostracismo,
otros a la pena capital o acabaron suicidados.
No hace falta hacer nombres, son conocidos,
algunos más que otros: Ir en dirección
contraria o distinta a la que determina el
pensamiento dominante de una época, es
decir la ideología del poder, tiene un precio.
El joven George Price (Jorge Precio, para
nosotros) lo supo después de que sus últimas
investigaciones en biología y genética, lo
llevaron a aventurar su teoría, dando cuenta
de la presencia del gen del altruísmo en
algunas células humanas.
El altruísmo, como sabemos, no era algo muy
valorado por la ideología imperante en el
siglo pasado, y aún en curso: No arrojaba
ninguna utilidad, ni generaba oportunidades.
Precio no es el único, hubo otros casos, antes
y después. Conocemos algunos, otros permanecen
ocultos: Son hechos del pasado, cuyo conocimiento
no contribuye al modelo de desarrollo elegido
y establecido por la ideología vigente.
Conocemos el éxito del detector de metales,
y el más relativo del detector de mentiras.
En cambio, poco y nada se sabe de otro
trabajo desarrollado en forma paralela, por
alguien cuya identidad fue posible ocultar:
El detector de verdades.
Este instrumento, según algunos testimonios
bastante más preciso que su par opuesto, hubo
requerido mayor trabajo y elaboración que
aquel:
Es más difícil detectar una verdad
en nuestro universo discursivo
gobernado por la mentira.
Hay que tener paciencia con la producción
de conocimiento, ya descubrirán algo mejor
aunque no sea verdad.
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