(Encarnación Segura)
Los humanos somos los seres
más creativos del planeta, por
lo menos.
Más allá de eso no se puede
aventurar nada, sólo producir
especulaciones.
Tanto la producción como la
especulación, son expresiones
de nuestra capacidad creativa.
Lo más cercano a una certeza
es que venimos a crear y producir,
dos verbos que suelen confundirnos:
Para algunos son sinónimos.
La versatilidad de las palabras da
lugar al equívoco, que resulta útil
como recurso creativo para la
producción poética:
Un pasatiempo menor entre nosotros,
aunque hace miles de años que se
practica en forma copiosa.
II
La vida, según sabemos, surgió del
agua. De allí emergieron los primeros
tetrápodos, hace millones de años, de
los que descendemos los mamíferos
superiores y el resto.
Somos una especie relativamente nueva,
que a lo largo de su discreta historia,
nunca ha dejado de crear y producir
nuevos pasatiempos, que a su vez dan
lugar a otros, realimentando nuestra
creatividad superior.
Algunos han quedado en el olvido, algo
natural para el vertiginoso ritmo evolutivo
que cursamos.
No sabemos hacia dónde nos lleva, pero
gracias a nuestra capacidad creativa en
pleno desarrollo, podemos crear las
condiciones para cambiar el rumbo, si
fuera necesario.
III
Entre los pasatiempos históricos, han
logrado subsistir los más exitosos:
El trabajo y el deporte, de la mano del
sexo al que tanto le debemos.
El amor no es sólo un pasatiempo, ni
tampoco creación humana. Pero puede
incluirse con buenos resultados, cuando
cultivamos el amor al trabajo.
El valor de un pasatiempo, se ajusta al
intercambio de valores, que es propio
del trabajo, del sexo, del amor y de les
trabajadorxs sexuales.
Pasada cierta edad, los valores declinan
y estas actividades no resultan sustentables.
Hay que buscar otros pasatiempos
y desarrollar la creatividad.
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