(Tomás Lovano)
Me escondí sin querer,
como quien sin saber cómo
esconderse ni de quién,
se ve escondido y no se reconoce
sino en ese deseo oculto que atesora
y del que no puede esconderse.
No era muy bueno jugando
a las escondidas, casi siempre
me encontraban:
Pero hay deseos que necesitan
mantenerse ocultos para sobrevivir.
Podría haberme escondido mejor,
no sé si lo deseaba.
Hay quienes se esconden sólo para
llamar la atención y ser encontrados.
Ahora podría salir de mi escondrijo,
pero no estoy en edad de jugar.
Nunca respeté mis edades, aunque
esta falta de respeto no puede ocultar
el problema de la inferioridad numérica.
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