(Aparicio Custom)
El Gobierno de la ciudad
está preocupado por la contaminación.
Algo que nos afecta a todos, en distinta
medida: No todo puede medirse, pero
resulta auspicioso que las autoridades
se muestren sensibles a todas nuestras
necesidades, aún en distinta medida.
Toleramos bien la contaminación
dentro de ciertos niveles, estamos
adaptados a convivir con ella: entendemos
y aceptamos que es un costo del progreso,
el crecimiento y el desarrollo sustentable.
Pero sabemos que nos involucra a todos,
receptores o emisores, lucremos o no con
ella, y es más diversa de lo que percibimos:
Está en el aire, la tierra, el agua y todo lo
que vemos, oímos, respiramos. Incluso
en estas palabras:
Es omnipresente, no se puede hacer mucho,
pero es bueno cobrar conciencia para no
emitir más contaminación de la necesaria
(La conciencia, está bastante contaminada)
Ante este panorama, hay que resaltar la
actitud de quienes nos gestionan (en un
sentido extensivo: gestionan la ciudad)
Saben que la lucha contra la contaminación
es esencial para lograr el bien común, o al
menos aspirar (no sabemos todavía, cual
sería el tan mentado bien común: nunca
fue más que una aspiración)
Las autoridades no descansan, y nos hacen
saber: El combate a este flagelo, hay que
librarlo en distintos frentes y en varias
etapas:
Hay que separar, como separamos la basura,
y atender cada foco en particular, disponiendo
las medidas que resulten saludables.
Por ahora, estamos aplicados al problema
de la contaminación visual. Afirman los
funcionarios en ejercicio, plenamente
comprometidos con las necesidades populares:
No podemos mirar para otro lado.
Estamos llamando a una licitación para
erradicar a las personas en situación de
calle.
Queremos recuperar nuestro paisaje
urbano en toda su magnitud, libre de
contaminación para que volvamos a
disfrutarlo y atraer al turismo.
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