(Carlos Inquilino)
Las últimas insignias languidecían
en un contenedor, insinuando apenas
un resabio del brillo de otrora,
en discreto contraste con el volumen
de otros residuos patológicos.
No era un espectáculo de interés
público, ni una atracción para el
turismo responsable.
Lo bueno de habitar en grandes ciudades
es que el paisaje urbano es cambiante,
siempre se renueva. El ciudadano medio
celebra los cambios y la transformación
no para: Un círculo virtuoso.
Las demoliciones tienen más futuro
que nosotros y todo lo que se ve.
Incluso que el recuperador urbano.
Te ví, no olvidaré,
agitando pancartas por ahí.
Primero no sabía, después dudé,
tardé un tiempo en recordar.
Hasta que en un gesto te reconocí:
Nos vimos en una marcha del orgullo
no gestante.
Hablamos de la dieta de los Hiperbóreos
y el problema de las proteínas vegetales
y su implicancia en la filogénesis del
deseo humano.
No había pasado nada, como tampoco
ahora, sospecho. Pero es notable como
un gesto, una imagen, vale más que mil
palabras.
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