(Onésimo Evans)
Me arremangué como una planta silvestre
(para algunos sería exótica, para otros
indistinta: la mayoría sostiene el predominio
de lo indistinto)
El éxito de las taxonomías produce nuevos
adjetivos, algunos más útiles
que esta moneda cayendo en saco roto.
Toda forma es provisoria
y todo saber, provisional.
La necesidad de rotar sobrevive
a todas las tormentas.
Siguiendo el derrotero de los náufragos
que asumen lo que huye y los excede,
plantan bandera en cualquier parte y
fundan parvularios paralelos, observando
la evolución del cielo y esperando
la alineación de los astros.
Esta planta arremangada no puede
prosperar, sino en un paisaje exótico
y extático: tierras incultas que no
conocerán el éxito en vida.
Nunca hubo nada que envidiar
de los cultivos espontáneos.
La moneda cayó por su propio peso,
es un cuerpo que cabe en este cuadro.
El óxido la espera, paciente,
como a todos los cuerpos oxidables
en condiciones normales, es decir
naturales.
El óxido del metal civil
es buen abono para plantas exóticas
o autóctonas o extintas, es indistinto.
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