(Tomás Lovano)
El Carnaval ya pasó,
me dijeron. No estaba muy atento;
no soy afecto a estos festejos y,
con el calor, no se puede estar atento
a nada.
Creo que cuando empezó el Carnaval
ya estaba la ola de calor, que nos sigue
acompañando (cada cual tiene las
compañías que merece)
No tengo muchos recuerdos del Carnaval.
Estas cosas pasan: pasan las comparsas,
los carnavales y pasará también la ola de
calor, se supone; siempre que llovió paró
(aunque nadie sabe cuál fue la última
lluvia)
Todo el mundo conoce las causas del
Cambio Climático, y a sus responsables
directos e indirectos. También, que era
algo inevitable:
Estas cosas pasan, como las comparsas,
los carnavales, pasará el Cambio Climático
y vendrán otros. Sabemos que siempre
se puede estar peor.
II
El Carnaval sirve para olvidar todas esas
cosas que pasan, y festejar, también, haber
sobrevivido. Una válvula de escape que
expresa la alegría popular (que no necesita
fundamentos) para volver a la realidad, con
las energías renovadas.
No tengo muchos recuerdos del Carnaval.
No suelo participar de las fiestas populares,
ni de las otras, probablemente más numerosas
y fundamentadas.
No sé mucho, sólo que es una fiesta pagana
y que es celebrada por todas las culturas
paganas y otras.
Alguna vez fui a un baile de Carnaval, como
todo el mundo, en un club muy grande: Me
aburrí bastante, nunca me costó mucho
aburrirme en las reuniones.
No tengo buenos recuerdos del Carnaval,
tampoco malos; tengo pocos: unas pocas
veces me mojaron por la calle, y otro:
Un trabajo que perdí (habrá sido el tercero
o cuarto de una larga lista)
Llevaba pocos meses como empleado de una
librería (de las .que nunca pisaría para comprar un
libro) cuando llegó el Carnaval…
Tiempos de dictadura, el feriado era optativo
y el dueño decidió que esos días eran laborables.
No lo acepté y se lo hice saber:
Resigné el trabajo, pero defendí mis derechos.
¿Quién iba a hacerlo sino yo?
El ocio no se negocia, el Carnaval se debe
respetar, aunque seamos paganos.
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