(Estanislao Del Signo)
En mi casa tengo un árbol
que no sé cómo se llama.
Creo que alguna vez lo supe,
vidalitay,
pero después lo olvidé.
No recuerdo cómo fue
¿Será algo pasajero? ¿o un presagio
del futuro, y todo así olvidaré?
Ahora vacilo a su sombra,
sin nombre pero con hojas,
con la mía a buen resguardo.
Pero me estoy preguntando:
¿Será mía esta sombra mía, que a veces
sigo o me sigue? ¿Será mío este árbol,
esta sombra, cuyo nombre ya olvidé?
¿Qué tan mía es esta casa, este pago,
este pronombre? ¿Será la memoria mía
que me juega un entrevero?
Vidalitay.
¿Será el árbol del olvido, que se adueñó
de la casa y me cobra el alquiler?
Yo no sé quién lo plantó:
si estuvo siempre o fui yo.
¿Quién sabrá? ¿Quién ha visto?
¿Quién oyó? (Creo que ésto
ya se escribió, aunque no haya sido yo)
Viditay ¿Quién será yo?
Pero el olvido se expande,
y no me pierde pisada.
Voy a dejar esta casa
antes de olvidarlo todo.
Para volver al pasado
si lo encuentro en algún lado
(tal vez si yo le pido, acaso
me devuelva lo perdido)
Sólo una cosa es segura:
Nunca volveré al pago.
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