miércoles, 29 de noviembre de 2023

El crecimiento del cielo

 

(Amílcar Ámbanos)

 

El cielo elonga, extiende

sus miembros infinitos, sus pseudópodos

inéditos en emisión continua y tensa

la línea del horizonte

para que podamos separar la realidad

virtual de las otras realidades virtuales.


El cielo contiene todo lo que puede

haber y lo que no, e incluso todo lo

imaginario a lo que puede aspirar

una imaginación bien desarrollada:


No importa que no sea nuestro caso,

hay que salir de este ombligo que ni

siquiera es propio y observar esa unidad

que no parece conocer límites:


El cielo no tiene ombligo; no lo necesita.

Sin embargo nos cobija, vemos su

movimiento errático aunque sabemos

que no se mueve; siempre está en su sitio:


Sólo se mueve su contenido, que es todo.


La visión del cielo es lo que más nos

acerca a la comprensión de la idea de

infinito.


Podemos llamarlo firmamento, o bóveda

celeste, o Paraíso e imaginarlo poblado

de almas errantes, espíritus y dioses

bajo todas las formas posibles que la

imaginación emita, a imagen semejanza.


No sabemos si hay un cielo de los vivos

y otro de los muertos, que tal vez si es

que tenemos suerte, nos espera.


El cielo cambia de expresión a cada

instante, pero confiamos en que es

siempre el mismo.


El cielo elonga, se expande o se contrae

para poder contener todo el vacío existente.


También se ahueca y aboveda de un modo

imperceptible, dispuesto a recibir esa energía

residual vacante que cursan nuestras más

altas aspiraciones antes de colapsar.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Licencia Creative Commons
http/:Demolicionyobranueva.blogspot.com por José Luis Greco se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.
Basada en una obra en Demolicionyobranueva.blogspot.com.
Permisos que vayan más allá de lo cubierto por esta licencia pueden encontrarse en Demolicionyobranueva.blogspot.com.