sábado, 11 de noviembre de 2023

El optimismo al poder

 

(Aparicio Custom)

 

El pesimismo conduce

a la debilidad, el optimismo

al poder.


No alcanza con saberlo

y practicarlo; debemos

ser mesurados:


El ejercicio del poder

corrompe y debilita, los principios

y valores debilitados por el poder

(o su ejercicio inapropiado)


pueden sumirnos en el pesimismo

y conducir a una debilidad tan

indeseable como irreversible:


Los débiles no tienen motivos

para el optimismo.


Un débil nativo o por opción,

es naturalmente propenso al

pesimismo y la disipasión:


No se apasiona (a lo sumo puede

cultivar pasiones débiles y dudosas,

inclinándose hacia las bajas)


Luego, un débil no aprovecha nunca

sus oportunidades y se percibe

víctima de su propio fracaso.


Se debe profesar el optimismo, sí.

Pero con moderación:


El optimismo descontrolado es

inconducente; sólo produce endorfinas

con un destino incierto.


No hay que encandilarse con el poder,

que seduce, pero también corrompe y

debilita los espíritus mejor tramitados,

sin una gestión adecuada e inteligente.


Los inteligentes suelen no ser muy

optimistas. Saben que el optimismo

sano es el que se funda sobre bases

sólidas y argumentos sustentables:


No los conocemos aún, pero somos

optimistas.


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