martes, 14 de noviembre de 2023

Nocturno ecuestre

 

(Asensio Escalante)

 

Esta noche desciendo

del cobayo, y viceversa.


Escribió el rapsoda repetidor

en busca de la originalidad perdida

al descender: primero como parodia

y luego como amante impar de la

tragedia que cabalga al cobayo.


¿Quién oyó? ¿Quién oyera lo que

yo?


Se preguntaba entre las voces

que habitaban un delirio tan ajeno

como el canto del cobayo cimarrón.


¿Overo o bayo? Dudaban en el campo

popular ¿era un simple cobayo de monte?


No sabe, no contesta: El cobayo no monta

escoba pero tiene actividad nocturna, como

cualquier bruja, y alguna que otra polución

soluble, cuando puede. Nada que pueda

detectarse a simple vista de mamífero.


El cobayo apura el paso, sobre la rueda

que gira y gira en vano, en un sentido u

otro:


Sabe que no avanza, ningún mamífero

es tan tonto. No se ilusiona, pero consume

esa energía y se ahorra el trabajo de pensar

en sublimar, como un amante impar que no

es correspondido.


Esta noche desciendo del cobayo, 

desciendo y viceversa.


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