(Aparicio Custom)
El ritmo se divide:
Hay dos clases de ritmos:
Los conocidos y los otros, tan raros
como ajenos.
Entre los conocidos, hay dos clases:
binarios, ternarios y cuaternarios
(una derivación de los primeros, que
se obtiene por división)
Uno de los más populares en estas
pampas, es el seis por ocho, un ritmo
ternario y bastante complejo:
(No es para cualquiera; no siempre lo
popular es simple)
En él abreva una buena parte de nuestra
tradición musical o música autóctona,
llamada folklore: término tomado de una
lengua ajena.
Chacareras, zambas y cuecas sin ir más
lejos, responden a esa fórmula.
¿Música nativa?
No, tampoco: es el producto del entramado
de culturas concurrentes, algo bastante
complejo pero sin contradicción con la
tradición (Nuestras tradiciones son pródigas
en contradicciones)
II
El origen de este ritmo sería africano, una
cultura que estaba más adelantada que otras
en cuestiones rítmicas (lo que no impidió
que fueran esclavizados)
El ritmo de la Historia suele ser ajeno
a ciertos desarrollos de la actividad humana
que no están directamente vinculados a la
utilidad:
Mientras unos cultivaban el desarrollo de la
función rítmica, otros apostaban al desarrollo
en la producción de armas.
Hay distintas clases de armas.
Para armar un ritmo, simple o compuesto,
hay que establecer las pautas y luego observar
el patrón rítmico:
Él sólo exige respeto y obediencia;
es la base de todo. Después, es cuestión
de incorporar la melodía y cada uno será libre
de armar su armonía, siguiendo el ritmo
como se sigue al Amo.
Ama tu ritmo, es fácil: el ritmo siempre se
repite, como el rezo y la oración.
A Dios no le importa el ritmo con que ores,
siempre que la oración esté bien armada:
Arma tu ritmo.
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