(Nicasio Uranio)
Entre tanta oportunidad desperdiciada,
y tanta afinidad dilapidada, hay quien
encuentra natural abrazar la soledad.
Ante la duda, conviene descartar
el riesgo de afinidades tóxicas.
Los márgenes de error están en pleno
desarrollo y el crecimiento sostenido
de la diversidad los multiplica:
Ahora son diversidades, y en el futuro
no se sabe:
La naturaleza humana busca diferenciarse
cada vez más de sí misma. Ya no alcanza
con saberse irrepetible y único, vamos por
más.
El sujeto vacila ante la complejidad del mundo
que creó, y se defiende diferenciándose
de quienes le resultan sospechosos: los otros.
No se siente seguro en la primera persona
del plural, no quiere saber nada con el
prójimo ni quiere ser un semejante.
Suele refugiarse en los márgenes de error
del sentido de pertenencia.
En otras condiciones, hubiera aceptado
alguna afinidad lejana. Ahora no desea
correr riesgos.
¿Somos afines a lo que desafina?
¿Es lo más seguro?
La mesura es la mejor compañera,
a la soledad ya la conocemos: Dios está
solo, siempre lo estuvo y no le va tan mal.
Conviene desconfiar de las afinidades
electivas y ser más selectivos
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