(Amílcar Ámbanos)
No te inclines a la inquina.
No malgastes tu disgusto,
procura desairar la ira.
Hay un velo ocultándote
lo positivo de este mundo:
¡Velo!
¡Descúbrete en el velo
y déjalo que vuele!
¡Goza sin desvelo el goce
de ese velo descubriéndote!
Abandona todo sentimiento negativo,
desde el desdén, hasta el hastío.
¡Hostia! No necesitas inclinarte
hacia ti mismo para beber tu hiel.
Sólo el olvido resuelve nuestras
culpas, nadie es culpable de olvidarlo
todo.
Nos es velado ver el velo
pero podemos compartir el roce
a la velocidad del goce, tanto
como el velo rozado por el goce
del otro, que no es otro que ese
velo que te oculta.
No te ocultes, ni veles el fracaso
ajeno: No seas inquilino de la
inquina.
No te malgastes en pasiones
negativas. Concéntrate en tu propio
vuelo, en los pliegues incultos
de tu velamen póstumo.
Otros tienen sus velos
y se mueven. Obsérvalos
rozándote y mantén tu propia
inclinación.
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