(Encarnación Segura)
Estaba listo para ser sacrificado.
No era más que un animal
¿A qué podía aspirar, qué otra cosa
podía esperar?
Es probable que ni lo supiera: Muy
pocos animales se reconocen como tales
o saben que lo son.
No saben lo que son, mucho menos el
significado de la vida y su verdadero
sentido.
Pero algo saben:
Su mirada expresaba una desolación
de otro mundo, difícil de explicar
con las palabras que contamos para
nombrar nuestras sensaciones y
emociones.
Más que un pedido de piedad, era
una especie de resignación ancestral,
tal vez heredada en su carga genética.
No podemos hablar de sabiduría, pero
algo saben esos ojos para mirar así:
Saben que del hombre no hay nada
que esperar para animales, salvo que
le sirvan como mascotas. A ellos les
perdona la vida, y hasta los alimenta.
Pero son pocas las especies elegidas.
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