(Aparicio Custom)
Laucha que no lucha
perece en el anonimato,
está condenada.
Toda laucha que se precie
está condenada a luchar
o perecer.
La muerte no tiene cara.
Pero acecha y no descansa
en la responsabilidad anónima
de sus presas.
El anonimato está atiborrado
de cadáveres vencidos, dentro
o fuera de la lucha, y luchadores
caídos (dentro de su vencimiento
o fuera)
La lucha une a las lauchas
luchadoras y divide los destinos
entre propios y extraños a la
lucha:
Nadie podrá permanecer ajeno.
Una laucha decidida, sabe que
su futuro está en la lucha, aunque
sea anónima, autónoma y discreta:
La asume como algo personal y lucha,
como si fuera el único destino para su
cuerpo miserable de mamífero inferior.
Lucha con todos sus miembros, sabe
que la vida es lucha, aunque no se la
escuche.
Es mucho lo que no se escucha:
El mundo no oye más que lo que quiere,
acaso sea esa su condena.
La laucha no piensa: el presente es de
lucha, pero sabe que si no lucha está
perdida, condenada a perecer en el
anonimato o a morir como una rata
vil.
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