(Valdemar Claramonte)
Me invitaron a un safari
de caza menor, no pude zafar,
si bien soy ajeno a esa práctica
como a toda actividad deportiva,
acepté, como tantas cosas que
solemos hacer en contra de nuestra
voluntad respondiendo a compromisos
adquiridos.
Como era esperable, mi participación
fue menos que secundaria: no capturé
presa alguna, ni disparé un tiro.
Pero había cumplido el compromisos
y estaba tranquilo con mi conciencia.
Poco después, fui invitado a un evento
de pesca con mosca. No era de mi
interés, no soy pescador ni sería capaz
de matar una mosca.
Habiendo compromisos de por medio,
no podía rechazar la invitación:
Como era presumible, no capturé pez
alguno ni nada parecido.
Pero me quedó la satisfacción de haber
cumplido el compromiso, y estaba
tranquilo con mi conciencia.
Más tarde, recibí las imágenes de aquellos
cazadores y estos pescadores, exhibiendo
con orgullo sus trofeos, incluyéndome a
mi.
Logré hacer captura de pantalla y ésta sí
fue una captura exitosa:
Los compromisos son así, el éxito, a veces
se hace esperar, pero llega.
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