(Amílcar Ámbanos)
Probé un nuevo diseño
para mi poema.
Creo que funcionó:
Sigue siendo el mismo,
no cambié una palabra,
pero aumentó su rendimiento
con el cambio.
Seguí el consejo de mi asesor
letrado: Con las mismas palabras
se podría obtener algo mejor, p
al menos superior en cuanto a
expectativas de rendimiento.
Era cuestión de optimizar
el aprovechamiento de esos recursos,
las palabras, para extraerle todo su
valor, o al menos una parte
significativa.
No significa que deba adoptar este
diseño para otros; los diseños son
algo que cambia todo el tiempo,
para mantener las expectativas y atraer
al consumidor.
Están diseñados para eso.
Hay que cuidar a los consumidores
de poemas, todavía hay pero no son
muchos y representan un consumo
residual para el mercado.
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