(Elpidio Lamela)
Es difícil comunicarse con ángeles.
Cuesta establecer contacto, y antes
que eso es trabajoso detectarlos.
Si bien suelen estar por todas partes,
saben pasar desapercibidos: Salvo
excepciones, no muestran ningún
interés en nosotros y prefieren
invisibilizarse.
La densidad propia de nuestra naturaleza
material los mueve a la desconfianza.
Sin embargo, en ocasiones no muy frecuentes
pueden sentirse atraídos por personas con
capacidades disidentes.
Tal el caso del Sr. Valdemar, con quien pude
hablar del tema gracias a un vínculo profesional
que logré trascender.:
¿Cómo es un ángel?
-Es extraño, son criaturas muy desconfiadas,
aunque a la vez transmiten cierta sensación
de seguridad. Pueden mutar en forma y tamaño
además de otras habilidades: Ud. comprenderá
que hay cosas que no puedo revelar.
-Comprendo… ¿Cómo sabe que era un ángel?
-Bueno, él me previno en ese sentido: Hay que
tener cuidado, no todo es lo que parece, entre
nosotros circulan subespecies, pseudoángeles,
emisiones excedentarias de la producción
etérea que no llegaron a ser ángeles.
-¿Ángeles apócrifos, falsos impostores?
-No sé, él dice que andan por ahí, errantes,
yendo y viniendo sin una función específica.
Un producto de la división divina y la selección
sobrenatural. Saben mimetizarse, dijo el ángel;
algunos nos copian tan bien que hasta nosotros
dudamos.
-¿Y con eso le transmitió seguridad?
-Sí, a mi sí.
-Es raro, lo que le dijo es como para sospechar
de todo tipo de ángeles…
-Bueno, ahí está: A mi me hizo sentir lo
contrario, me pareció sincero ¿Que ganaba
engañándome?
-No sé, es extraño. No sé mucho de ángeles
pero creo que no hay muchos elementos como
para creer en su autenticidad. ¿Le dijo su
nombre, al menos?
-Sí, no voy a repetirlo, tengo códigos: Se dice
el pecado pero no el pecador.
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