(Aquino Lamas)
El sueño del ángel nos es ajeno,
acaso tanto como nosotros a él
cuando no sueña.
Puede durar más que aquel
sueño de la infancia que no
podemos recordar y parecía no
acabar.
Es incierta la duración del sueño
de los ángeles, tanto como su
contenido íntimo.
Algunos se adentran en un sueño
profundo y prolongado como aquel
sueño de la infancia que parecía no
acabar y no podemos recordar.
Hay ángeles impúberes que acaban
así, adentro de su sueño y pasan a
mejor vida sin enterarse.
Cuando un ángel expira, su alma
se transforma en otro ángel: uno
idéntico pero de signo opuesto.
(Sus sueños son más puros que los
nuestros, son sueños impolutos
cuya pureza nos excede)
No podemos afirmar que sea un final
feliz como el de aquel sueño de la
infancia que parecía no acabar, o
como éste.
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