(Encarnación Segura)
¡Salvemos a Dios!
Nos necesita como nunca
y no podemos ser indiferentes:
Él ya nos salvó una vez,
otras no pudo:
tiene muchas cosas que atender
y no somos su único negocio.
Hay que ponerse en su lugar.
Pero nunca nos abandonó, ya
nos había salvado y nos dio las
armas para que nos defendiéramos:
Lo que hicimos con ellas, no es
su responsabilidad, como tampoco
el consumo problemático.
Bastantes problemas ha de tener
después de haber hecho todo lo que
hizo, como para estar pendiente de
nuestros desaguisados.
Él supo mostrarnos el camino,
nos desviamos en busca de aventuras
más excitantes y conocimos el éxito.
Ahora Él nos necesita:
¿Lo vas a dejar solo?
Es cierto que Él siempre supo arreglarse
solo, pero todo cambia; la eternidad ya no
es lo que era y el exceso de onmipotencia
puede jugarle en contra a cualquiera.
No, Dios no es cualquiera, es único
y ahora nos necesita a todos:
¿Quién nos va a salvar si le pasa algo?
No podemos ser indiferentes:
A los indiferentes y los tibios
los vomita dios.
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