(Nicasio Uranio)
El arte de aparear peras
es un arte impar en relación
a otras.
Artes, peras, relaciones
conviven a la par en un equilibrio
provisorio:
Hay artes mayores y menores,
como nuestras aguas.
II
Nadie espera mucho de un
apareamiento impar:
Esperar mucho más que agua
de una pera de agua, es apurar
la decepción.
Siempre hay un pero terciando
en esa espera, otras conjunciones
se cansan y no esperan: se apean.
No compiten por aparearse, son
menos adversativas, aunque son más,
a diferencia de las peras.
III
Una pera madura, ya no espera:
no volverá al peral ni espera
ser comida y disfrutada.
El alma del peral no se aparea,
disfruta en equilibrio de las vísperas,
sus frutos venideros o postreros
y prospera.
Todo equilibrio es provisorio: es un
estado de paso como el apareamiento.
IV
El arte de aparear peras es inútil,
aunque no más que otras.
Disfruta lo que esperas, mientras
pides un deseo, o dos
para aparearlos y esperar
que fructifiquen:
No es seguro, tampoco hay muchos
otros cultivos que lo sean.
Si tuviera que pedir,
pediría peras.
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