(Horacio Ruminal)
“Nunca amamos a nadie. Amamos tan solo a la idea
que nos hacemos de alguien. Es a un concepto nuestro
-en suma, a nosotros mismos- a lo que amamos.
En el amor sexual, buscamos un placer nuestro dado por
intermedio de un cuerpo extraño. En el amor no sexual,
buscamos un placer dado por intermedio de una idea
nuestra.
El onanista es abyecto, pero, en exacta verdad, es la
perfecta expresión lógica del amante. Es el único que
no disimula ni se engaña” Fernando Pessoa.
El onanismo es un humanismo. Su práctica, junto al
cultivo de la fe, viene acompañando toda nuestra
historia evolutiva.
Pareciera ocioso, desde el estado alcanzado, preguntarse
si somos animales superiores:
Mientras otras criaturas siguen reproduciendo sus mismas
condiciones vitales de hace miles de años, sin progreso ni
matices y sólo aspiran a seguir reproduciéndose, nosotros,
como vanguardia evolutiva, no paramos de superarnos,
generamos desarrollo, producimos conocimiento y
saboreamos el éxito de la clonación humana:
Somos capaces de crear vida artificial y vamos por más.
No conocemos límites más allá de Dios, que si existe
es nuestro socio, aliado o cómplice y todo:
Siempre nos amó.
Nuestros clones podrán verificar que el onanista
es abyecto, sin duda, y adoptar las medidas necesarias
para mantener el ritmo evolutivo hasta las últimas
consecuencias, que desconocemos.
Con mantener el ritmo es suficiente, no hace falta
conocer mucho:
Ama tu ritmo, replicaban los Testigos de Onán
como un mantra.
Y todo gracias al amor, como cantaba el rey.
No hay comentarios:
Publicar un comentario